«"No seáis tropiezo ni a judíos, ni a gentiles, ni a la iglesia de Dios" (1 Corintios 10:32). Ten cuidado, consejero improvisado (aunque te digas preparado), no sea que seas hallado aconsejando equivocadamente, provocando divisiones o desanimando a otros en su vida devocional haciéndoles desistir de buscar la voluntad de Dios. Eso mi hermano y hermana, es tan grave, que nuestro Señor Jesús expresó al respecto: "mejor le fuera que se le colgase al cuello una piedra de molino de asno, y que se le hundiese en lo profundo del mar" (Mateo 18:6). Aconseja con la Palabra, siempre con la Palabra». —David Franco, «De Consejos, Consejeros y Aconsejados» .